¡Hamburguesas Uranga!

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Hoy se vota en la Comunidad de Madrid. Ya sé, no es noticia porque lo sabemos desde hace semanas, desde cuando se formó la de Dios en Murcia y Díaz Ayuso, por miedo, dijo, a una moción de censura de su entonces socio de gobierno -Aguado y lo que quedaba de Ciudadanos en la capital, que no era poco- a juntarse con comunistas, izquierdistas, bolivarianos y demás especímenes que no le gustan a ‘Lady Madrid’. A lo que iba.

Lo de las elecciones en Madrid viene a cuento porque no se me quita de la cabeza cuando el pasado domingo oí a la diputada y presidenta de Nuevas Generaciones, Beatriz Fanjul, decir que la candidata de sus mayores, el Partido Popular, para seguir al frente los próximos dos años, Isabel Díaz Ayuso, es como el viejo dicho de “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Es decir: lo conocido es Ayuso, y Fanjul admite que es malo, como el viejo dicho. Si os habéis dado cuenta en el titular que he utilizado para ilustrar este post, muchos de vosotros os preguntareis qué tiene que ver el tocino con la velocidad. Os lo voy a explicar.

Yo no soy muy feriante, pero recuerdo de mis años mozos cuando pasaba las horas disfrutando con los amigos en las diferentes atracciones. Cuando mi hija era pequeña también tuve que pisar ese suelo en más de una ocasión. Lo digo porque por esos lares el hambre suele picar según qué horas. Por los puestos de restauración de las ferias siempre te encontrarás diversos tipos de comidas, desde pollos asados, maíz, gofres, patatas asadas y las hamburguesas, entre otros muchos productos, y ahí está Hamburguesas Uranga. Decenas de metros antes de llegar a la rulot donde sirven la comida empiezas a escuchar un soniquete -como el de la lotería de la Navidad- que se te queda incrustado, y su lema es: “más vale lo bueno conocido que lo malo por conocer”. Ahí está el truco, mejor o peor, pero han sabido darle la vuelta a un discurso que lo han hecho suyo logrando un emporio. Todo el mundo rodea el vehículo comprando sus hamburguesas.

Todo esto viene a cuento porque la comunicación ha desaparecido y se ha impuesto la improvisación. Si quieres decir algo a un público, a unos votantes, tienes que comunicar, y además hacerlo muy bien, sin cometer errores y lanzando mensajes claros, concisos y directos al público al que va dirigido. Si lo que quieres es improvisar, entonces ponte delante de tus amigos, a no ser que el candidato (o Fanjul), da igual del partido que sea, tome a los votantes como a sus amigos, y eso, creo, que no está bien.

Hace unos años conocí a una persona que solía hablar en público con cierta asiduidad. No era político, ni nada parecido. Era un directivo de una empresa pública que solía dirigirse a los empleados que tenía a su cargo. En aquel tiempo se fumaba en las empresas y no estaba mal visto. No se preparaba discursos. Sus textos eran pequeños esquemas que los disimulaba en la cajetilla de tabaco. Lo mejor de todo es que era un gran orador. No sé si Fanjul fuma o no. No me interesa. Si se hubiese preparado un pequeño esquema de lo que iba a decir en el mitin seguro que no hubiese metido la pata hasta el fondo y tampoco hubiese dejado a la altura del betún a Isabel Natividad.