Del Benidorm Fest… hasta la coronilla

0
668

Alguna que otra vez he oído aquello de que cuando un tonto coge una vereda, se acaba la vereda y el tonto sigue caminando. Esa es la impresión que tengo con esto del Benidorm Fest, un concurso musical en el que el ganador -o ganadora en este caso- obtenía el derecho de participar en el próximo Festival de Eurovisión, ése que nadie ve y del que todo el mundo habla. Después de la matraca que dio RTVE con la emisión de este peculiar concurso (que me recordaba aquellos de los años sesenta en el que llegó a participa un tal Julio Iglesias) -y que mis ojos nunca llegaron a ver porque era muy pequeño-, algo grande parecía que iba a ocurrir, y ocurrió, pero con el efecto contrario. Al menos esa es mi impresión.

Cuando accedí a la emisión el día de la final -una vez visionada una película en una plataforma- los participantes habían finalizado sus intervenciones y se estaba llevando a cabo la locución de las votaciones en sus tres disciplinas: jurado -profesional-, voto popular y demoscópico. Hasta ahí todo bien. Mi escaso conocimiento de la final hasta entonces era que una tal Rigoberta Bandini accedió con una canción sobre el empoderamiento de la mujer y que hablaba de las tetas -perdonen mi torpeza-, y que un grupo de mujeres cantaban en gallego. Nada más. Las informaciones que manejaba era que Bandini era la favorita. Para no saber no tenía ni la menor idea de cómo se llamaba el grupo gallego.

He ahí que me quedo hasta el final de las votaciones y, et viola, gana contra todo pronóstico una tal Chanel, que me recordó a una marca de colonia de mujer muy cara. Se escuchaba de fondo en la retransmisión que el público presente en el festival no estaba muy conforme con el resultado final, gritando: “Rigoberta, Rigoberta, Rigoberta”. Bueno -pensé-: ha habido sorpresa.

Me fui a la cama la mar de tranquilo hasta que a la mañana siguiente me da por hacer una visita a Twitter y, como dicen los clásicos, echaba fuego. Indignación entre los eurofans porque había quienes no estaban de acuerdo con la decisión final. Será el típico calentó del momento, creí. ¡Qué ingenuo soy! Eso fue la mañana del domingo. Hoy es jueves y aún se está hablando de lo mismo. ¡Qué pesados!

Lo que mi cabeza jamás podía pensar era que hubiese llegado hasta la política, y los políticos, claro está, hablando de lo mismo. ¡Lo que faltaba! Y los sindicatos, también. ¿Tanto nos importa ahora el Festival de Eurovisión? Pero mi incredulidad se hace gigante cuando, sin venir a cuento, se cuela en la Asamblea de Madrid, sí la de Isabel Díaz Ayuso. ¿Qué tiene que ver el tocino con la velocidad? Pues eso.

Pero la cosa no ha quedado ahí. Por lo que se ve, existen vínculos con la ganadora del Benidorm Fest con un miembro del jurado -profesional-, y hasta RTVE ha tenido que salir a desmentir eso del tongo y cómo se llevado a cabo sistema de votación. ¡En qué se ha convertido este circo!

Desconozco hasta qué punto si será bueno para el ente público que se esté hablando día sí y día también del Benidorm Fest. A lo mejor a alguien le consuela eso de que hablen de uno, aunque sea mal, no sé. Chanel, por lo que ha dicho, también ha dejado las redes sociales por el odio que ha percibido. Hasta las ‘perdedoras’, Rigoberta Bandini y Tanxugueiras -que así se llama el grupo gallego- apoyan sin contemplaciones a la ganadora del festival. Entonces, ¿para qué tanta historia? Políticos, sindicatos, famosillos de mayor y menor calado, parroquia en general… todo el mundo hablando de lo mismo. ¿Cuándo llegue el día de Eurovisión también van a estar igual de atentos a ver qué pasa con Chanel? Claro que sí, sobre todo por si continua por la misma senda que los anteriores cantantes que nos han representado en los últimos años y poder decir: “Claro, con Rigoberta o Tanxugueira hubiésemos ganado”. ¡País!  

Foto: Captura de pantalla emisión Benidorm Fest de RTVE